Julia
Pumariño
Sevilla, 1994
Enfermera pediátrica y estudiante de psicología, escribe poesía y narrativa basando sus reflexiones en experiencias vitales, se preocupa por la espiritualidad, la percepción de la muerte y la visión de la mujer en la sociedad
Bio
Fue finalista de Ucopoética en 2015, ha publicado sus poemas en diversas antologías como Donde veas (La Bella Varsovia, 2015), La pirotecnia peligrosa. 11 poetas sevillanos para el siglo XXI (Ediciones en Huida, 2015), Anónimos 2.0 (Ayuntamiento de Córdoba, 2016), Familia (Plurabelle, 2016), además de en las revistas digitales Zéjel, Azul Violencia, Digopalabra.txt, Porque tiemblan y la antología online hispano-argentina Orillas.
Sus poemas han sido traducidos al italiano por Ángelo Néstore para la web Parco Poesía. Colaboró durante el 2016 con la web informativa El Juglar como coordinadora de la sección de poesía y fotografía. Desde 2017, reside en Alemania donde trabaja como enfermera en la UCI neonatal.
«Desde los 19 años, he tenido experiencias cercanas a los enfermos y a la muerte debido a mi gran involucración emocional en las prácticas de la carrera así como en el trabajo que desempeñé después, tanto en paliativos como en la UCI de adultos, pediátrica y de neonatos. Estos eventos me han hecho reflexionar sobre mi origen, sobre ser mujer, lo que se espera de mí por eso, los límites de la medicina y el encarnizamiento terapéutico… Me inspiran mis pacientes, sus historias, mi madre, las historias de otras mujeres y la paradoja del binomio salud/enfermedad.»
Poemas
Madre
Dime, madre,
de quién vengo y a quién me entrego,
dime quién puso el nudo en la nuez,
de qué soy parte en este mundo,
a qué fruto o árbol pertenezco.
Dime si esta rama esta torcida o solo
lo parece,
si mis brazos son hojas que en el otoño
caen,
mis pies un surco en la tierra yerma
y el fango mis zapatos.
Dime, madre,
de quién vine si de ti ya no,
si de ti no queda más que el polvo en los ojos.
Origen
Ser madre podría ser la cura a la tristeza.
Mi cuerpo se dilataría y se extendería,
me llenaría de endorfinas,
adrenalina
y amor.
Podría ser una mujer realizada.
Una mujer de verdad.
Pero,
¿Y sí solo soy hija?
¿Y sí solo soy hija para siempre?
Entonces,
podría quizás encoger mi alma,
hacerla muy pequeñita,
casi inapreciable.
Podría destruir mi cuerpo,
este recipiente deshabitado,
enfermo.
Tomaría mi vientre entre las manos,
lo expondría ante todos:
tomad y comed todos de él,
porque este es mi cuerpo
que será entregado
por todos vosotros.