Enrique
Fuenteblanca
Castilleja de la Cuesta (Sevilla), 1996
Dedicado a la escritura, creación y producción artística, con especial interés en el análisis de la cultura contemporánea y los estudios flamencos
Bio
Dedicado a la escritura, creación y producción artística. Ha ganado concursos como el VIII Premio Ucopoética 2020 o el Premio Accésit Ateneo de Málaga en Creación Poética. En la actualidad, forma parte del equipo de la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos.
Es autor de Des-naturalizaciones (Libero Editorial, 2020), participa en antologías como Deseo (Bandaàparte, 2021) y ha realizado proyectos artísticos como Archivo Basura o MA/PA.
Instagram: enriquefuenteblanca
twitter: twitter.com/enriquefblanca
Poemas
I
Lo que exigimos detrás de
discusiones
golpes
precariedad
marginación
no es identidad sino derechos.
La identidad es una construcción
cuya estructura radica en mi libertad de
ser,
no ser
y recordar.
El reconocimiento es un derecho
y una obligación para el Estado
ya sea como individuo o grupo
nuestra obligación es imponerlo.
Toda identidad construida desde fuera es arbitraria
(y como dice Adorno toda reificación es un olvido).
Podríamos empezar exigiendo algunos derechos,
como que nos dejen de dar por culo
aplicando principios éticos:
como que si yo puedo ir a otro país cualquier persona
[puede entrar al mío
como que la homofobia institucional es violencia
[y debe ser prohibida
ya sabemos que 3 euros la hora por cruzar semáforos en rojo
es más de medio asesinato
y que no escuchar a alguien que protesta se reduce a
[quemarla viva.
Lo que quiero decir es que mi espacio es mío
y esto no significa que pueda comprar metros de tierra.
Lo que significa es que mi cuerpo es mi espacio
y cualquier violencia externa es un
acto
de destrucción
imperdonable
así que si nadie decide defender nuestro espacio,
seremos nosotros los que devoremos su estructura.
*
II
Declina el Sol
y recuerdo una tristeza
que se ha dilatado
a lo largo de los años.
Le hablo
(o imagino hablarle)
a quien le dio fuego a mi incendio
para decirle que la piel ha sido
el lugar que me ha salvado,
que aun hecha jirones
sigo amando cada casa que no se cierra
y los árboles que un día desaparecieron.