Carmen
Pérez Cuello
Córdoba, 1999
Escribe, ilustra y le encanta escenificar lo que hace, que, a veces, es de todo menos poético. Colabora con asociaciones culturales como Algazara y publicó El Sillón en 2019
Bio
Nací en Córdoba el 30 de mayo de 1999, soy ilustradora y llevo participando activamente en mi ciudad desde 2014, realizando recitales poéticos u organizando eventos culturales como el ciclo de poesía feminista Conmigo misma, micros abiertos o exposiciones. He actuado en diferentes bares, bibliotecas, institutos o círculos culturales.
En 2015, conseguí el premio en las modalidades poesía y narrativa del concurso Puente de Encuentro; en 2017 y 2018, la beca para la Escuela de Escritores Noveles; y, en 2019, quedé finalista en el Campeonato Poetry Slam de Córdoba y en Ucopoética, siendo incluida en el libro Temblor (Bandaàparte), junto con el resto de participantes.
He realizado proyectos de performer poética con el dúo Elejía para dos y formo parte de distintos movimientos culturales como El Palacio de Moa o Algazara. Aparte de aparecer en diferentes revistas como Sopa de Ornitorrinco o Suspiros de Artemisa, he publicado un poemario titulado El Sillón (Editorial Cántico, 2019).
Instagram: @artetuga
Poemas
Poema que pertenece a El sillón
3. Los vestidos de gitana son,
diametralmente opuestos,
al estudio del abuelo.
Un señor que imagino
alto y azul,
como el cristal.
Afilado y calculador;
magnético y creativo.
Su estudio está lleno de Dios.
El naranja:
cubre sus libros,
se mete entre las hojas,
duerme en la estancia.
Prende todas las letras.
Desconocido.
Familia en la otra franja.
Me parecen tiernos los boleros en el coche pijo pero...
Mediapunta - La Gran Cacería
Golpes Bajos - Malos tiempos para la Lírica
Me cansan esos besugos que están detrás
y parlotean sobre la clásica vida
del concertino que va en bici a la orquesta
moja la cuerda en polvito, sale en el periódico.
Me preguntas cómo escucho yo a esas
truchas que no cantan. Desafinan la guitarra
la moda de la droga, jugar al parchís
ver trap en las noticias.
“Malos tiempos para la lírica” pero los mejores,
para ir al acuario.