Carlos
Catena Cózar
Torres de Albanchez (Jaén), 1995
Escribe poesía y narrativa. Se gana la vida como traductor
Bio
Carlos Catena Cózar nació en Torres de Albanchez, pasó la adolescencia en Jaén y estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada. Sus poemas han sido incluidas en antologías como Cuando dejó de llover (Sloper, 2021), Algo se ha movido (Esdrújula Ediciones, 2017) o Donde veas (La Bella Varsovia, 2015) y ha obtenido los premios MálagaCrea de Poesía 2017, Ucopoética 2015 e Hiperión de Poesía, este último con su primer poemario Los días hábiles (Hiperión, 2019). Durante el curso 2020-2021, disfrutó de una beca de creación en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde trabajó en su segundo poemario.
Poemas
intento construir una casa donde quepa mi abuela
mantengo el orden según sus enseñanzas
lo cocino todo con aceite de oliva
y desconfío de los que tienen dinero
la imagino sentada a esta mesa
en la que nadie nos comprende
lamenta al mirar por la ventana
la lluvia fatal para una cosecha que no existe
he colocado una estampa de su virgen en mi escritorio
he pedido a una gran empresa tecnológica
permiso para rezar el Ángelus cada mañana
desde este tiempo sin memoria
imagino una sesión de espiritismo con ella:
tras de sí las tierras que sembró para nosotros
frente a mí la ciudad que no construyó nadie
sentada en su sillón mi abuela observa
cómo el vaso estalla entre mis manos
mi padre me dice:
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
yo pienso en 2008 las noticias y los titulares
mi primo Alberto exhausto de poner azulejos
trabajaba a destajo alicataba cien pisos al día
mi padre decía: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que él cobra
nunca esperó nada de sus hijos (mi padre)
nos dio la impaciencia las letras una casa amplia
en el colegio los niños nos llamaban vagos
por no mancharnos nunca las manos con cemento
miro hoy mis manos aún limpias de camino al trabajo
mi padre repite: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
con el mal augurio abro el ordenador accedo al sistema
lamento las ocho horas que me quedan y pienso
que el estallido de la burbuja inmobiliaria fue un alivio
para los que ponían azulejos a destajo